12 de agosto de 2011

Capítulo 9 - La Maldición

Capítulo 9 - Investigaciones


Estaba ya un poco harta de que nadie me dijera nada, tendría que averiguarlo por mí misma.
Dimos las clases de ese día, pociones, en la que no paré de pensar en el por qué de esta rara asignatura, matemáticas, lengua y biología.
Solo teníamos cuatro horas de clase, Gonzalo quería que supiéramos lo imprescindible.
En cuanto acabé de comer cogí mis cosas y me dirigí a la biblioteca.
En cuanto llegué me fui a la zona en la que menos gente había. Dejé mis cosas y me dispuse a coger libros y buscar información en ellos.
Encontré unos libros que hablaban sobre varios mundos distinto al nuestro en el que vivía gente.
Había escritos cuatro planetas, el planeta Tierra, el nuestro, el planeta Oscuro, el planeta blanco y el planeta Dorado.
Cuatro planetas en los que según ponía vivían diferentes tipos de personas y en estas últimas décadas los habitantes de estos planetas se estaban instalando en otros.
Cerré el libro y lo guardé en la mochila, luego seguiría con él. Me iba a servir mucho.
Después seguí buscando, en otro encontré fotos de unas personas parecidas a los humanos, pero convivían en uno de esos otros tres planetas.
Sonó el timbre de la cena pero hice caso omiso y seguí sentada en aquel pequeño sillón en el que llevaba ya un buen rato buscando información sobre el lugar en el que me encontraba, incluso me salté mi visita diaria a Gonzalo.
Estaba leyendo un libro cuando noté que me estaba durmiendo, así que guardé algunos libros más en la mochila, me la puse sobre los hombros y salí de la biblioteca para dirigirme a mi habitación.
Me puse mi pijama y me metí en la cama.
Me dormí enseguida, pero me desperté con el ruido de un pitido muy molesto y con los gritos de a gente.
“¿Qué demonios pasa?” pensé.
Me puse rápidamente unos vaqueros y una camiseta de tirantes y salí al pasillo.
Fui siguiendo a la gente.
No veía a nadie conocido.
Por lo visto había fuego en alguna parte de la casa.
Todo el mundo estaba saliendo, me alejé un poco de la gente al no conocer a nadie hasta que alguien me cogió por el brazo y me tapó la boca.
- Soy yo- dijo, reconocí la voz de Ángel-. Ven vamos.
Entonces paré de moverme y me cogió de la mano que seguidamente la retiré.
- ¿Tu estás mal o qué te pasa?
Me miró con cara rara.
- ¿Por qué me tengo que ir contigo ahora? ¿Te crees que es tan fácil como venir aquí pedirme perdón y solucionado? Pues no. Llevas esquivándome días. Creo que nos necesitan para apagar el fuego-dije cambiando de tema y alejándome de él-.
- No soy yo el que te esquiva ¿vale?
- ¿Cómo?-pregunté sorprendida- ¿Quién es entonces? ¿Tu hermano gemelo quizás?
- No…
- ¿Entonces? ¿Me lo puedes explicar?
- Mira olvídate de lo que te he dicho.
- Vale, no te preocupes que lo descubriré yo sola. Me voy, y no me sigas.
- No, espera.
Me cogió y acercó mi cara a la suya juntando nuestros labios, pero yo los separé rápidamente y me fui corriendo mientras lloraba hacia el interior de la casa.