4 de abril de 2011

La maldición - Capítulo 1

Capítulo 1 - El choque

Piiiii…
- ¿Ya es de día?-dije abriendo los ojos y paraba el despertador.
Mire a la ventana y di mi pregunta como respondida.
Hoy sería otro día más en aquel instituto que en realidad parecía un infierno.
Nadie se juntaba conmigo, todo el mundo me ignoraba y si se fijaban en mi, me miraban con caras raras, y todo esto a partir de que llegó aquel chico nuevo al instituto.
Cuando iba a comprar todos me ignoraban, era como si solo existiera para mi familia, y a veces ni eso, muchas veces tenía que gritarles o hacer algo para llamarles la atención para que me hicieran caso, definitivamente mi vida era un asco, esta tortura me debilitaba cada día más.
Me levanté de la cama y me fui a la ducha.
Cuando salí me puse mis pitillos azules y una camisa y manoletinas rosas.
En cuanto estuve lista bajé a la cocina a desayunar.
- Hola mamá.
- Ah, hola Celia, ¿y Desiré?
- No lo sé.
- Ahora la llamaré, no está en casa.
- Se habrá ido antes.
- Da igual, la llamaré-dijo preocupada-.
Desiré ya era mayorcita, tenía 17 años, 2 años más que yo. Era la niña mimada de la familia, ami nunca me llamarían para saber donde estaba.
Mientras mi madre llamaba a mi hermana, me comí mi tostada con nocilla.
Mi madre volvió después de unos minutos más tranquila.
- Es lo que dijiste, se ha ido antes.
- Ya lo sabía, nunca me haces caso.
- ¿Has dicho algo? Estoy haciendo muchas cosas- dijo mientras fregaba los vasos del desayuno-.
- Nada mamá, me voy que voy a llegar tarde.
- Adiós.
Eran las 8.30 de la mañana, yo entraba a las 9:00 y vivía bastante lejos, así que todos los días cogía el autobús a las 8:40 y aunque llegaba bastante justa de tiempo siempre lo cogía.
- Buenos días-dije al conductor, ya que era el mismo de todas las mañanas, pero como siempre, nadie contestaba-.
Me senté en mi sitio habitual y me puse los cascos.
El trayecto duró unos 15 minutos, según bajé del autobús me fui directa a mi taquilla a por los libros de mi primera clase.
La mañana transcurrió tan tranquila como siempre, silenciosa e incómoda, ya que Hugo no dejaba de mirarme.
Me dirigía a coger los libros de mi última clase, cerré la taquilla y saqué de mi archivador los apuntes de física y química para repasar ya que solía estudiar mucho porque no hablaba con nadie.
Iba pendiente de mis apuntes cuando alguien se chocó conmigo.

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