31 de agosto de 2010

CAPITULO 11 - La llamada inesperada

No habíamos salido todavía de la playa, pero los demás ya se habían ido y me dí cuenta de una cosa.
- Oye Jessica, estamos a casi una hora andando de aquí.
- Ya lo sé, es que no vamos a mi casa.
- ¿Cómo?
- Vamos a ir a otra playa, vamos a estar toda la noche por ahí haciendo lo que nosotras queramos.
Oí como Allison se reía.
- Allison, tú lo sabías.
- Sí, pero es que la cara que se te a quedado…
- Yo me voy a mi casa, os podéis ir donde queráis- dije mientras me di la vuelta y me encaminé hacia mi casa.
- ¡Tu te lo pierdes!- gritó a lo lejos Jessica.
Estuve un rato andando por la orilla de la playa hasta que llegué a una playa que era preciosa a la luz de la luna y decidí sentarme a descansar un rato.
Estaba tan cansada que me tumbé y me dormí.
No sé cuanto tiempo estuve pero me desperté al tener la sensación de que me estaban observando. Me levanté y alguien me cogió del hombro.
- ¡AAAH!- grité pero en seguida me tapó la boca mientras se reía.
- ¿Por qué gritas? ¿Tan mala cara tengo nada más levantarme?
- ¿Sergio? ¿Qué haces aquí?
- Te recuerdo que esa de ahí es mi casa.
- No me acordaba, debe de ser que con las prisas de salir la otra vez a casa de Jessica no me fijé.
- Puede ser. Por cierto, ¿y Jessica y Allison? ¿No te quedabas en su casa a dormir?
- Eso creía yo, pero cuando os fuisteis en el coche me dijeron que no iban a dormir esa noche y volví a mi casa andando, pero vi esta playa y me senté a descansar y me dormí y ¿cómo me has visto aquí?
- Me he levantado y he visto a una chica durmiendo, he bajado y al levantarte me he dado cuenta de que eras tú, espero que no te haya molestado, y ahora cuando vuelva de traerte un bollo para que desayunes me vas a contar tu comportamiento de anoche.-dijo muy serio
- No hace falta que me traigas nada.
- Si que hace.-dijo mientras se dirigía hacia su casa.
No se por qué se molestaba tanto después de todo lo de ayer.
No tardo mucho en volver con el bollo y tuve que comérmelo a la fuerza.
- A ver, cuéntamelo todo.
- No hay nada que contar.- mentí
- Si que hay, no estas así normalmente.
- Pues a ver… cuando me ahogaste cogí un miedo al agua y ya pues desenvuelve mi mala leche.
- ¿Por eso te volviste a meter después?
- Mi cabeza me decía que si me metía sola no me pasaría nada. Siento mucho todo.
- No pasa nada. Cambiando de tema, mañana empieza el instituto, espero que nos sigamos viendo.
- Es verdad, y claro que nos seguiremos viendo- dije riéndome.
- Eso espero, me han dicho que vas con Jessica, Allison y Joe, que el muy tonto va a repetir.
- ¿Joe?
- Ah, es verdad, todavía no le conoces es que ha estado muy liado desde que llegó del viaje.
- Ah- dije sin ganas.
- Bueno creo que ya debería volver a mi casa, se estarán preguntando donde estoy o cualquier otra cosa.
- Te llevo en el coche.
- No hace falta, de verdad, y gracias por el bollo.
- Silvia…
- No me pongas esa cara, así es imposible negarme
Cogí mi mochila u me subí en el coche. No estábamos muy lejos, a 10 minutos en coche. Me despedí de Sergio con dos besos y bajé del coche.
Entré y vi a mi madre barriendo y a mi padre leyendo el periódico.
- Ya estoy aquí.
- Hola, ha llamado tu abuela, la he dicho que cuando llegases la llamaras.
- Vale mamá.-dije mientras cogía el teléfono y subía a mi habitación.
Tiré la mochila en la cama y me dispuse a marcar el número de teléfono de mi abuela. Mi abuela Eustaquia, que tanto la quería, le contaba toda mi vida, era una gran abuela.
Sonaron 4 pitidos y cogieron el teléfono.
- ¿Si?
- ¿Abuela?
- ¡Silvia! ¿Qué tal?
- Muy bien abuela. Te hecho de menos.
- Y yo a ti. Tienes muchas cosas que contarme. ¿Tienes novio? ¿Qué tal te tratan tus amigos y sobre todo tus padres?- Dijo mi abuela muy precipitada.
- Abuela, abuela, yo te respondo pero poco a poco.
- Lo siento- dijo mientras nos reíamos al unísono.
- A ver, no, no tengo novio. Hay un chico al que le gusto pero él a mi, se puede decir que no. Y… de momento todos me tratan bien. Espero que siga así.
- Eso espero, que si no va tu abuela allí y sabes como soy.
- Jajaj, si abuela. ¿A ti te cuidan bien?
- Si, pero me cuidas mejor tú.
- Abuela no me digas eso que me sonrojo.
- ¡SILVIA! Baja un momento.- me gritó mi madre.
- Veo que te reclaman.
- Creo que tendré que ir. Ya sabes como es.
- Sí, ya te llamare para que me cuentes más.
- Vale abuela, adiós te quiero.
- Adiós.
Colgué y bajé al salón. Coloqué el teléfono en su sitio y fui a la cocina donde estaba mi madre.
- Te he puesto los libros del instituto en la mesa, te tienes que preparar la mochila.
- Ya lo sé mamá, pero ¿para esto me llamas? Estaba hablando sobre cosas importantes.
- ¿Puedo sabes de qué?
- Cosas de abuela a nieta.
En ese momento entró mi hermana Laura en la cocina.
- ¿Qué quieres hija?-le preguntó mi madre.
- Quiero ir a la playa.
- Silvia ¿la llevas tú?
-¿Por queeeeeeé?
- Si no quieres limpiar tú.
- Vale.
El bikini ya lo llevaba, ya que no me había dado tiempo a cambiarme.
Cogí una toalla y nos fuimos a la playa mi hermana y yo.
Jugamos un rato en el agua y estuvimos haciendo castillos de arena y también estuvimos buscando conchas.
Nos fuimos a la hora de comer y después la casa quedó en silencio debido a que todos estaban durmiendo la siesta, mientras yo me senté a leer en mi cama el libro de “Perdona si te llamo amor”. Fue un regalo de Elisabeth al venirme aquí, me lo dio para que me acordara de ella, y así era.
Cuando llegó la hora de cenar no tenía ganas de comer así que me puse un rato en el ordenador.
Me conecté al Messenger y vi a Vanesa conectada y estuve hablando con ella de todo lo que me había pasado en todo el tiempo que he estado en Los Angeles.
Era ya muy tarde, me despedí de Vanesa y me metí en la cama con esos nervios del primer día de instituto y encima en un lugar en el que no había estado antes, por lo menos tenía a Jessica y a Allison.
Pensando en todo lo queme había pasado y lo que pudiera pasar entré en un profundo sueño.

25 de agosto de 2010

CAPITULo 10 - Un dia malo

Le ignoré y seguí andando, si me paraba llegaría tarde.
- Espera,- dijo mientras me cogió del brazo- por favor.
- ¿Qué quieres? Voy a llegar tarde y como me pase un solo minuto ya no saldré en toda mi vida- dije en un tono borde.
Se quedó mirándome de arriba abajo.
- ¡Uau! Nunca he visto a una chica con tantas bolsas.
- ¿Has venido a decirme eso?
- ¡Ah! No, lo siento, era que… si te venias mañana a pasar el día en la playa, ¿qué te parece?
- Eee…, me pilla de sorpresa, pero vale.
Sergio sonrió ligeramente, aunque yo se lo noté
- Vale, pues de 11:00 a 11:30 en la playa de siempre.
- Vale, adiós
- Adiós.
Miré el reloj y eran las 21:45.
- Susan, veo que no llegamos.
- Tranquila que si.
Llegamos justo a tiempo. Cuando entré ya estaban cenando pero no me importó.
- Hola
- Hola hija, tienes unos cachos de pollo en el microondas.
- Vale, mamá. A por cierto mañana voy a pasar el día en la playa.
- No hagas nada malo.
- Siii mamá.
Cené lo más rápido que pude y me subí a mi habitación. Quería dormirme ya para que llegase un nuevo día y estar en la playa con ellos.
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Sonó el despertador y me levanté bastante ilusionada.
Bajé a desayunar y me subí de nuevo a mi habitación.
Me puse mi bikini favorito, uno blanco con corazones negros y rosas. Me puse encima mi vestido blanco y me hice una coleta alta.
Preparé toda la comida, una toalla y demás cosas que posiblemente usaría.
Cuando eran las 11:00 bajé corriendo.
- Adiós mamá, adiós papá, no se a que hora volveré.
- Vale, pero ten cuidado- me dijo mi padre.
- Vale, adiós- dije mientras salía por la puerta.
Fui dando brincos hacia la playa y cuando llegué me di cuenta de que era la última.
- Hola a todos.
- Ya era hora- me dijo Allison.
- Bueno subamos al coche- dijo Sergio mientras tiraba las llaves al aire y luego las cogía.
- ¿Cómo que al coche?
- Ah no te lo dije, vamos a una playa no muy lejos de aquí, ¿no te importa verdad?
- No, claro que no, era solo que no lo sabía.
Estuvimos por la carretera durante 20 minutos. Cuando aparcó el coche me quedé sorprendida, era la mejor playa que había visto nunca.



Era grande y no había mucha gente.
- Que pasada-dije con la boca abierta.
- Si, pero cierra la boca que te van a entrar moscas- me dijo Jessica.
- Que graciosa.
Preparamos el “chiringuito” y fuimos todos directos al agua. Ese día estaba bastante tranquila. Estábamos Allison, Jessica y yo hablando tranquilamente cuando noté unas manos sobre mi cabeza que me hundían y no me dejaba salir. Estaba intentando escapar cuando lo vi todo negro.
- Silvia, por favor, despierta.
En ese momento abrí mis ojos lentamente y eché algo de agua por la boca.
- ¿Qué ha pasado?
- Nada, aquí el graciosillo de Sergio que le ha apetecido hacerte una ahogadilla y has perdido el conocimiento.- dijo Allison mientras miraba a Sergio.
Noté unos pasos fuertes viniendo hacia a mí.
- ¿Estas bien?- me preguntó Sergio.
- Si, no te preocupes ¿vale?- dije mientras me sentaba
- ¿Seguro?
- Si.
Estuvimos pasando la mañana hablando, jugando a las cartas, con el balón y así hasta la hora de comer.
Cada uno nos comimos nuestro bocadillo y después me puse a tomar el sol.
- Silvia, ¿te vienes al agua?- me preguntó Jessica mientras se sentaba a mi lado.
- No, ir vosotros.
- ¿Por qué no quieres?-siguió insistiendo.
- No me apetece y ya esta, no quiero dar explicaciones.
- Vale, por cierto, esta noche se viene Allison a dormir a mi casa, ¿te vienes tu también? Vamos a estar aquí hasta muy tarde.
- Voy a llamar a ver si me dejan.
Todos se fueron al agua, menos yo que me quedé en mi toalla.
Llamé a mis padres mientras se bañaban todos.
- ¿Mamá?
- Silvia, ¿te ha pasado algo?
- No, estamos bien, era por si me dejabas quedarme esta noche con Jessica, porfaaa.
- Vale
- Gracias mamá. Adiós.
En cuanto guardé el móvil en la mochila oí unas risas cada vez más fuertes y cuando estaban a mi lado me tiraron un cubo de agua encima.
Fueron Sergio y Collin.
- ¿Estáis tontos?
- Eh, relaja los humos, que cambio de antes a ahora-dijo Collin molesto.
- Pues dejadme en paz, por favor- me di la vuelta, me envolví en la toalla y cerré los ojos.
Esperé a que se fueran al agua para abrir los ojos y hacer algo que me distrajera. Al cabo del rato me senté y alguien me tocó por detrás.
- ¿Te pasa algo hoy?- me preguntó Sergio.
- No
- Yo creo que sí.
- No, nada, en serio.
- ¿Estas enfadada conmigo?
- No lo sé.
- Eso es un si.- dijo en tono muy bajo.-De verdad que lo siento.
- Lo hecho echo está y punto, olvidémoslo ya, por favor.
- De acuerdo, pero ¿te vienes a bañar?
- Contigo no. Luego me meteré yo tranquilamente.
- Vale.
Y se fue de nuevo al agua.
A los 5 minutos llegaron Allison y Jessica.
- A ver cuenta, cuenta ¿qué te ha dicho?
Se lo estuve contando, no tarde demasiado y cuando todos salieron del agua fui yo.
- Me voy a bañar.
Mientras iba hacia la orilla escuché algunos cuchicheos.
- Que rara esta.- oí decir a Oliver.
Estuve a mi aire, buceando y buscando conchas por el agua. Todos me estaban mirando y comentando mi comportamiento, pero me daba igual lo que dijeran. Como suelo aguantar mucho pues me sumergí a buscar más conchas y al ver que no salía del agua, Sergio vino en mi busca y todos se acercaron a la orilla.
Me cogió de un brazo y me sacó del agua.
- ¿Estas bien?
- Si, hasta que tu has llegado.
- Es que tardabas en salir.
- Aguanto mucho bajo el agua.
Me solté del brazo que todavía me tenía agarrada y salí del agua para secarme con la toalla mientras todos se quedaron paralizados ante mi actitud.
Puesto que estaba anocheciendo, los chicos hicieron una pequeña hoguera, ya que por las noches hacía frío, pero yo estaba sola alejada apoyada en una palmera, no quería estar con nadie.
Eran cerca de las 12 de la noche, yo ya me había comido un bocadillo, pero empecé a tiritar y alguien me tocó el hombro.
- ¿No vas a venir? Allí se está mas calentito.
No contesté, solo me salió darle un abrazo.
- Lo siento, es que después de lo de esta mañana y los comentarios que hacíais no quería estar con nadie, lo siento.
- No pasa nada pequeña.-dijo respondiendo a mi abrazo.
Miré hacia la hoguera y vi a Jessica sonreír.
Estuvimos un rato charlando y ya pasada la 1 empezamos a recoger.
- Bueno, entonces te vienes a mi casa ¿no?
- Si
- Pues vamos-dijo Allison muy alegre.
Nos despedimos de todos y fuimos andando hasta la casa de Jessica.

15 de agosto de 2010

CAPITULO 9 - De compras con Susan.

Me desperté bastante temprano, alrededor de las 8. Todavía no se había levantado nadie, entonces decidí ver un rato la tele y esperarles para desayunar todos juntos.
Alrededor de las 9:30 escuché el sonido de unas persianas, sería la de mis padres, ya que mi hermana era una vaga y nunca la subía.
Al cabo de un rato se levantó mi hermana, y como no, no levantó la persiana.
- Buenos días Silvia.-dijo mientras iba a la cocina.
- Hola mamá.
Mi madre nos preparó unas tostadas y unos zumos de naranja y salimos al jardín a tomarnos nuestro desayuno.
Durante el desayuno estuve muy distraída, no era capaz de quitarme aquel sueño de la cabeza que tuve la noche anterior, y sobre todo en aquellos ojos tan azules que por primera vez recuerdo que vi en el aeropuerto al llegar a Los Angeles.
- Silvia ¿te encuentras bien?-me dijo mi madre preocupada.
- Si, ¿por qué lo preguntas?
- No sé, es que… te veo muy distraída.
- Ah,-sabía de lo que hablaba-pues estoy perfectamente-mentí.
- Eso espero- dijo mi madre pegando un mordisco a una tostada.
Cuando terminé el desayuno me fui a mi habitación y encendí el ordenador para entretenerme un rato hasta que mi padre nos dejara bañarnos en la piscina.
Miré mi tuenti, tenía dos comentarios en dos de las que subí anteriormente, uno era de Elisabeth y otro de Vanesa, las contesté rápidamente y cerré el tuenti puesto que no había mucho que hacer.
Quería descargarme alguna que otra canción y dos películas, en cuanto las puse a descargar en el ares:
- ¡Silvia, Laura, ya os podéis bañar cuando queráis!- gritó mi padre.
- Vale- grité yo.
Me puse el bikini rápidamente, bajé corriendo sin apagar el ordenador ya que las pelis me corrían alguna prisa, me quité las chanclas y me tiré de golpe, y en ese mismo momento me gritó mi madre:
- Silvia, ¿qué te tengo dicho?
- No tirarme al agua de golpe, ya lo se- dije en un tono pesado.
- Pues que sea la última vez.
- Vale, mamá.
Me hice unos cuantos largos y estuve un rato jugando con mi hermana, a mi no me gustaba, y sé que a ella tampoco pero de vez en cuando no hace ningún mal.
Justo me estaba saliendo cuando mi madre me dijo algo, pero no la escuché.
- ¿Qué dices mamá? No te he oído- grité.
- Que te salgas del agua y te duches, son ya las 12:30, tu padre esta apunto de llegar que ha ido a comprar unas cosas y nos tenemos que ir a casa de Nicole.
¡Es verdad! Ya no me acordaba de que hoy comíamos en casa de Susan.
- Vale mamá, ya voy.
Me sequé un poco para no dejar el rastro de agua por toda la casa y me metí en la ducha. Me puse nos vaqueros cortos y una camiseta básica y bajé al salón a la espera de mis padres.
- Mamá llegamos tarde.-Dije mirando la hora.
- Hija, no puedo correr más, ¿y tú hermana?
- Tirada en su cama.
- ¡Laura! Nos vamos, venga.
- Vaaale.-dijo Laura.
- Menos mal que estamos al lado que si no… -dijo mi padre mientras cerraba la puerta.
Fuimos casi corriendo a casa de Susan y en cuanto llegamos nos estaban esperando en la puerta.
- Lo siento mucho chicos- dijo mi madre.
- No pasa nada, todavía le queda un poco a la comida- dijo Nicole.
- ¿Y que estáis preparando?- dijo mi padre impacientado.
- Es una sorpresa- le contestó Peter.
- Jooo- se quejó mi padre.
- ¡Silvia!-me gritó Susan.
- Hola Susan.
- Oye, ¿esta tarde te vas con los “macarrillas”?- dijo haciendo el gesto con los dedos de las comillas.
- ¿?
- Con los que te vas.
- Aaaa…, pues no, no he quedado debido a que hoy estoy en tu casa y… ¡¿Por qué lo de macarrillas?!
- Es lo que son, no me caen muy así y además, por cosas que no me apetece contarlas. No sé como te vas con ellos.
- Pues… por unos motivos, pero son muy majos, además son los únicos adolescentes,, o de nuestra edad o como los quieras llamar tu que hay por esta zona aparte de tu y yo.- dije un poco mosqueada por lo de macarrillas.
- En eso no te quito razón.
- ¿Entonces?
- No se, es que con los que yo me junto son… diferentes, mas civilizados.
- ¿Con quien te juntas?
- Con unos de mi clase. Por cierto ¿a qué instituto iras?
- A uno de aquí al lado, no me acuerdo ahora del nombre.
- Al Blue Beach voy yo, a lo mejor nos toca juntas, yo paso a 1º de bachillerato.
- Yo a 4º.
- Jo, pues no nos vamos a ver. Bueno que se me ha ocurrido que después de comer podíamos ir al centro comercial, ¿qué te parece?
- Genial, todavía no he ido.
- Pues aquí tienes una experta en él.
- Jajajaja- nos reímos al unísono
- Chicas, a comer- gritó el padre de Susan, Peter.
Su padre nos preparó chuletas, chorizos, hamburguesas… en la barbacoa.
Cuando acabamos Nicole trajo una tarta de la que solo ella conocía la receta, era de chocolate y fresa con nata y una base de galletas, pero llevaba un ingrediente especial que le daba ese punto para llegar a la perfección.
- Nicole me encanta esta tarta-dijo mi padre.
- Me enseñó la receta mi abuela, y a mi me gustaría enseñársela algún día a alguno de mis nietos, si es que tengo.
- Jaja- se rieron mi madre y Nicole al unísono.
Estuvimos un rato charlando sobre España, ya que ellos nunca habían ido y cuando llegaron las 17:00 nos fuimos.
- Mamá, Silvia y yo vamos a ir al centro comercial- dijo Susan.
- Vale, Silvia te quiero ver pronto en casa- me dijo mi madre.
- Vaale- la contesté
- Lo mismo digo Susan- la dijo su madre a Susan.
Pillamos el metro directas al centro comercial, era el centro comercial mas grande que he visto jamás.
- Que grande- dije asombrada.
- Pues por dentro es aún mejor, tres plantas de tiendas y otra de restaurantes.
- ¡Pues venga! No perdamos el tiempo-dije todavía en mi asombro.
Vimos todas las tiendas de la primera y segunda planta, ya íbamos cargadas las dos hasta arriba de bolsas.
Al llegar a la tercera planta, nada mas subir las escaleras me llamó la atención una tienda que parecía bastante cara, aún así estaba llena de gente.
- Susan, vamos a pasar a esta.
- No, es para pijos y cara, por eso nunca paso.
- Porfii- dije poniendo pucheros.
- Vale- cedió.
Entramos y fuimos cogiendo todo lo que nos gustaba, al fin y al cabo tampoco era tan caro.
Nos metimos las dos en el mismo probador para ver como nos quedaba la ropa.
Susan después de probarse todo, se cogió una minifalda y una camisa a juego de palabra de honor.
Yo lo primero que me probé fue un vestido que me gustó mucho nada más verlo, era blanco, por las rodillas, de palabra de honor, con n cinturón negro debajo del pecho.
- Ala tía, te esta perfecto- dijo Susan asombrada.
- La verdad que no me está mal, para una futura cita…
- Pues sí.
Me probé el resto de ropa que cogí pero solo me llevé el vestido y unas sandalias con un poco de tacón azules a juego con el vestido.
Vimos el resto de tiendas que nos faltaban y después subimos a los restaurantes.
Cada una nos tomamos un batido, Susan de vainilla y yo de chocolate, mi sabor preferido.
- Bueno ha sido una tarde estupenda.
- Sí, bueno si queremos hacer algo juntas habrá que volver ya.
- Es verdad no me había fijado en la hora que es.
Nos levantamos y cuando íbamos a bajar alguien me llamó.
- ¡Eh, Silvia! Espera.
Era Sergio, ¿Qué querría ahora?